EL BAÚL
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viernes, 27 de febrero de 2009
TORNEO DE BALONMANO DEL CODEMA
El lunes y el martes, 23 y 24 de febrero, el equipo alevín de balonmano participamos en el torneo del Codema, para celebrar los 50 años del deporte en su colegio.


El primer día, nos enfrentamos al Codema. Al acabar el primer tiempo quedamos 8-8 y al acabar el partido 16-16, así que tuvimos que ir a los penaltis. Tiramos tres penaltis cada equipo, pero ellos metieron dos y nosotros ninguno, así que se clasificaron ellos para la final.


El martes, jugamos en el Pabellón de Deportes de La Guía, contra un equipo de un colegio de Torrelavega, para el tercer y cuarto puesto y ganamos 22-4, así que quedamos clasificados los terceros.


Un poco más tarde, se jugó la final entre el Codema y un colegio de León, ganando el Codema.




Luego fue la entrega de premios y me tocó ir a recogerlo a mí. Nos dieron una placa muy bonita para nuestro colegio.


¡NOS LO PASAMOS MUY BIEN!




Aparecemos en la foto: arriba: Rubio y Sergio del Santa Olaya; Víctor, nuestro entrenador; Hugo, Dani de la Viuda. Abajo: Hernández, también del Santa Olaya, Daniel, Miguel y Oscar.


En la foto faltan David, Sergio y Eloy, que también jugaron pero a la hora de la foto ya habían marchado.



Daniel García Rodil. 5º B

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jueves, 26 de febrero de 2009
EL VUELO DE LA MOSCA


Los días 3 y 5 de febrero los peques de “El Lloréu” acudimos al Museo “Casa Natal de Jovellanos” para realizar un taller.

Esta mosca, que normalmente se encuentra con sus compañeras en el “Bodegón de la langosta”, se había perdido y no sabía volver a casa. Así que, durante casi dos horas, tuvimos que recorrer todo el Museo buscándola.
Siguiendo su rastro vimos cantidad de paisajes: campos abiertos, mares con fuerte oleaje, túneles oscuros… todo ello en cuadros de importantes pintores y pintoras .
Por un tiempo, también nosotros nos convertimos en pintores y dibujamos un paisaje (con mosca incluida) a modo de tarjeta postal. Tarjeta que luego nos trajimos para el cole con la intención de enviarla a nuestra familia o a nuestros amigos y de esta forma... la mosca continuó su vuelo.


Los niños y niñas de primero.

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miércoles, 25 de febrero de 2009
ANTROXU 09



El viernes 20 de febrero se celebró el tradicional Antroxu en El Lloréu. En esta ocasión tuvo lugar por la tarde y fue organizado por la AMPA del centro.
Contamos con la amenización de la Charanga “El Lloréu” que supo dar marcha, colorido, sonido y diversión al comienzo de la fiesta. Posteriormente se leyó el pregón a cargo del presidente de la AMPA convenientemente ataviado para la ocasión y tras dicho pregón comenzó el desfile.
Por la pasarela montada al efecto pasaron todo tipo de personajes: brujas, payasos, cíngaros, galácticos, caballeros medievales, monjas, bucaneros, caperucitas y lobos, policías, bomberos, leones, hadas, japonesas, misses, abuelas, piratas, vaqueros, indias, futbolistas, árboles, ardillas, sevillanas, bebés, ratoncitas, ninjas, robots, diablesas, y hasta cuponeras de la ONCE, tipo belle epoque.
Los premios se dividieron en dos categorías, una individual y otra de grupos.
Los ganadores fueron el bebé Sergio Carrera, en el disfraz individual, la abuela Sheila Pisa en el mayor aplauso y los futbolistas y animadoras del Sporting por su puesta en escena en la modalidad de grupos.
Los ganadores individuales se llevaron un boli espía, una baraja, unos imanes y un paquete de golosinas. Los ganadores de grupo se llevaron una pizza colectiva.
Los premios se debieron a la gentileza de las empresas que colaboraron con la AMPA, que en este caso fueron McDonald's, Pizza Móvil, La Caixa y Banco Herrero.

Todos los participantes ganaron porque se lo pasaron estupendamente y recibieron un vale para una hamburguesa. Al final lo celebraron con un ágape compuesto por los manjares que aportaron las familias complementado con boroña elaborada con harina del maíz cosechado en el huerto escolar.



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jueves, 19 de febrero de 2009
UN PADRE TÉRMICO



El martes, día 10 de febrero vino a clase de 4º A el padre de Paula González, que se llama Julio. Nos explicó cómo en las centrales térmicas, que es donde él trabaja, se transforma el carbón en energía eléctrica. Lo explicó utilizando un dibujo esquemático de una central térmica; este dibujo estaba muy bien detallado. Llegó el turno de las preguntas, pero no nos salían, a continuación, nuestro profe que también se llama Julio, le hizo una pregunta, a partir de ese momento comenzamos a hacerles muchas preguntas, resultando muy animado. Vino a primera sesión, o sea, a las 9:00 , y se marchó a las 9:50, estuvo casi una hora. ¡flipante, de verdad!




PAULA GONZÁLEZ 4º A







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miércoles, 18 de febrero de 2009
VISITA AL PUNTO LIMPIO











El día 5 de febrero de 2009, los niños de 5º B fuimos al Punto Limpio de La Calzada.

Carla nos guió durante la visita y nos explicó lo que es COGERSA y EMULSA. COGERSA es una empresa que recoge y gestiona los residuos y tiene un vertedero en Serín, los Residuos Urbanos son los residuos generados en los domicilios, que comúnmente conocemos como basura. Los Ayuntamientos son los responsables de la realización de la recogida de los residuos domiciliarios. En el caso del Ayuntamiento de Gijón se realiza a través de EMULSA, que es la Empresa Municipal de Servicios de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Gijón.

Carla nos enseñó que los Puntos Limpios siguen la regla de las tres "R":


  • Reducir: hacer la basura más pequeña para que ocupe menos.

  • Reutilizar: volver a usar los materiales
  • Reciclar: transformar los materiales para usarlos de nuevo.
Con algunos resíduos se pueden hacer manualidades. Nosotros hicimos una abeja cada uno, con un rollo de papel higiénico, una bola de papel reciclado, dos limpiapipas y una bolsa de plástico.

En fin, que nos lo hemos pasado fenomenal.


Alba Acero, Miguel Manceñido, Alejandro Sánchez y Desiré Menéndez 5º B






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LA SONATINA


El día 6 de Febrero nos reunimos en el salón de actos para ver a La Sonatina Gijonesa "Fidelio Trabanco". Allí aprendimos a distinguir los diferentes instrumentos. Tocaron varias canciones conocidas como “el cocherito leré”, "la abeja Maya" y otras canciones infantiles y populares. Nos enseñaron también una guitarra partida a la mitad para ver como era por dentro. Y lo mejor fue que tuvimos la oportunidad de apreciar la música y todos sus secretos. Descubrimos que la música es un medio por el que se pueden expresar muchas cosas.
Nos enseñaron un afinador digital con el que podía afinar la guitarra a su nivel.

¡Nos lo pasamos genial!


Borja, Marina, Fátima, Héctor, Andrea 5º B.

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miércoles, 11 de febrero de 2009
EL AROMA DE TORTILLA
El prestigioso escritor extremeño Marciano de Hervás, especializado en el área de investigación en la historia y la cultura del pueblo judío extremeño, ha tenido la gentileza de enviarnos para nuestro blog un interesante relato con una particular visión sobre el concepto de solidaridad.
Agradecemos a Marciano su regalo y lo publicamos a continuación esperando que resulte de vuestro agrado.


El aroma de tortilla
De Marciano de Hervás


–Una moneda, por caridad.
Era un mendigo quien me solicitaba ayuda. Su mirada tenía la ternura de un oso hambriento.
Estaba apostado en la esquina de la plaza Mayor. Al lado del bar de tapas «Las Flores». Yo le miré perplejo, un tanto enojado, como lo haría cualquier persona a la que no le gusta que le rompan su rutina diaria con novedades intempestivas. Y menos si se trata de un pobre mendigo, por mucha ternura que tuviese en su mirada. Había visto mendigos en la puerta de la iglesia y en la de la ermita, pero en el centro del pueblo, jamás. Me alargó la mano, labrada de callosidades y surcos, huesuda como dátiles, endurecida por la escarcha de los fríos. Yo llevaba en el bolsillo una moneda de cincuenta céntimos. Eran mis reservas para afrontar el resto del día. Dudé en dársela. No creo que me arruinase el paño de la economía más de lo que ya la tenía, pues estaba en paro. Y al mendigo quizá le sacase de pobre por una mañana. En estas dudas y perplejidades andaba cuando el reconfortante aroma de una tortilla de patatas despertó en mí un recuerdo adormecido en la cazuela de la memoria.

Me acaeció en 1950. A mucha gente quizás les suene a los tiempos del rey Carolo. O de Maricastaña. Pero fue una historia verídica. Negarlo sería como negar la existencia de Internet. Yo ayudaba en casa en lo que podía. No tenía estudios. Trabajaba de porquero. Cuidaba los cochinos del pueblo. Hablo de los señores. De los cochinos de los señores. De los cochinos cuyos propietarios eran los señores. Pero también cuidaba de los otros cochinos que no eran propiedad de los señores. No todos los cochinos del pueblo eran iguales para mi. Ni les daba el mismo trato. Para mi había diferencia de cochinos, y no porque unos estuvieran mas cebados, o acarreasen mejores perniles que otros. Nada de eso. Las diferencias porcinas lo establecía la paga de sus propietarios. Los señores me pagaban a toca teja porque tenían mucho dinero. Más que lechones. Pero los que no eran señores y tenían más lechones que dinero casi siempre me remoloneaban la paga solicitándome que se lo anotara en la cartilla de los fiados. Muchos luego ni me pagaban.
En fin, como pasaba toda la hambre que quería, y más, y no tenía vida de futuro planeé largarme del pueblo. Había oído decir a un jornalero en los soportales de la plaza Mayor que en Asturias sobraba trabajo. Estaba lejos de casa. Creo que por arriba de Salamanca. Pasando las minas de Ponferrada. Hablé con el señor Pascual. No quería que me fuera pero yo tenía tan claro mi partida como los cristales del Tormes. Como era menor de dieciocho, le dije que a cambio del dinero que me debía por lo de los lechones me firmara un papel de su letra diciendo que tenía los dieciocho recién cumplidos. Por si me detenía el número de la Guardia Civil.
Me marché del pueblo por noviembre. Sin más avíos que unos botines, una chaquetilla de pana que abrigaba lo suyo y una servilleta de cuadros con un poco de pan y tocino que me dio el señor Pascual para el viaje. Era lo único que tenía para compartir conmigo. Me fui andando a primera hora de la mañana desde el pueblo hasta la estación de La Maya. Tardé casi medio día en llegar. Allí cogí el primer tren de viajeros que subía para Salamanca. Como no tenía una perra, me escondí en los lavabos. Pero me pilló el revisor. En Sieteiglesias del Tormes me echó del tren.
–Y da gracias que no avise a la pareja de la guardia civil –me amenazó.
Andando por la vía, para no perderme, llegué a la siguiente estación. Allí cogí el tren de por la tarde. Avisado de mi mala experiencia, me cuidé de que no me viera el revisor. Pero me vio. ¡Maldita mi suerte! Antes de cogerme tuvo que dar muchas vueltas por el tren. Yo me lo tomé como el juego de guardias y ladrones. Me dio tiempo a ver cómo eran los vagones por dentro. Todo de madera, negro como el hollín. Había más gente que en el mercado del pueblo. Plagado de maletas de cartón en los estantes. Y muchos fardos apilados en el suelo. Con el traqueteo del tren los cuerpos de los viajeros bailaban como en la verbena de la virgen de agosto. En uno de estos traqueteos, una maleta cayó del estante y casi desnucó a un mozo. Cuando me pilló el revisor ya había pasado otra estación.
Comí un poco de pan y tocino. Dormí la noche en un pajar cerca del apeadero. La fresca ubre de una vaca me dio de desayunar. Al día siguiente cogí el tren de la mañana. Me pasé el viaje vigilando de lejos al revisor. Así llegué a Salamanca. Dos días tardé en hacer un viaje que se cubría en menos de una hora. Era por diciembre. Helaba en la estación. Y el hambrunar arreciaba en mi tripa huérfana de alimento porque se me había acabado el tocino. La servilleta de cuadro la llevaba al cuello, de bufanda. De vez en cuando la olía, para engañar a las narices.
En la estación me crucé con un chucho famélico. Estaba en los puros huesos, como yo. ¿O se trataba de mi famélica figura reflejada en el vidrio de la puerta de entrada? En la estación charra había una familia campesina. Esperaba un tren de viajeros para la capital. Algún día iría a Madrid. Pero ahora tenía que ajustar cuentas con el guitarreo del hambrunar. No sabía como templarlo.
La familia charra preparó los avíos para comer. La madre sacó de las alforjas una servilleta verde de cuadros rojos con varios nudos en las esquinas, como las que llevaban los niños de los señoritos en las cestillas cuando iban de merienda al campo con sus padres en la fiesta de san Juan. La servilleta verde envolvía un pan fresco de tres libras armado con una olorosa tortilla de patatas de canchúa como una sandía, o quizá era de delgada como el papel de periódico pero yo la veía regordeta por las figuraciones de mi hambre de Gargantúa.
El padre charro sacó la navaja y partió el pan y la tortilla en cachos. Llamó a sus cuatro criaturas que andaban calentándose en un cubo de metal con brasas que había en el centro de la estación. Yo miraba a la tortilla propinándola mordiscones con los dientes de los ojos. A lo menos ya le había descargado tres bocados en mi imaginación. Pero no había manera de templar gaitas. Era aire lo que digería en la noria de la tripa.
El padre charro me dijo si me rascaba la tripa.
–¿Arrascarme? –dije–. Las tengo fusiladas.
El padre charro se rió por mi descabellada ocurrencia. A su mujer no le hizo gracia lo del fusilamiento. Por la guerra que aún estaba fresca en la memoria y que todos querían olvidar.
–Donde comen seis comen siete –dijo el padre charro dándome un cacho de pan con una miaja de tortilla de patatas.
Yo comí como pajarito. Picoteaba el pan miga a miga para que se alargara aquel suculento banquete de bodas. Aquella miaja de tortilla me engañó la rumia del hambrunar durante el resto del día. Y parte de la mañana del día siguiente. Como era ahorrativo por naturaleza tuve la precaución de alojar algunas migas en la despensa de las muelas. Cuando arreciaba el amargor de la hambruna las saboreaba en el mantel de mis soledades.
La familia charra desapareció de mi vista, como los recuerdos perdidos que afloraban a la memoria envueltos en el aroma de la tortilla de patata. Pero no era el aroma de la tortilla de patatas lo que saboreaba en mis recuerdos adormecidos, sino la solidaridad de aquel campesino charro al compartir conmigo su tortilla de patatas. La misma solidaridad que aquel pobre mendigo con mirada de osezno de la plaza Mayor esperaba de mi.
¿Sería capaz de compartir mi moneda de cincuenta céntimos con el mendigo?

Para conocer algo más sobre el autor del relato podéis consultar el siguiente enlace

http://www.imaginason.com/estudiosjudaicos/autor.htm

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TALLER DE IMÁGENES

Los días 9 y 10 hicimos en 4º un taller de imágenes. Primero fabricamos nuestras propias diapositivas que vimos a través de un proyector. El profesor nos dijo que haríamos una pequeña obra de teatro de sombras al día siguiente para lo que nos dividió en grupos de cuatro niños.
Al otro día los grupos tenían los personajes y los diálogos listos. Después de ver todas las historias nos dijo que íbamos a hacer magia, pero no era exactamente magia. Nos dio un folio a cada uno y repartió rotuladores fosforitos de diferentes colores. Nos los teníamos que cambiar entre nosotros después de haber hecho parte de nuestro dibujo con él.
Cuando terminamos nos mando apagar la luz y encendió una especie de lámpara alargada. Nos explicó que con esa luz se podían percibir colores que con la luz normal no se podían ver. Nos fue llamando uno a uno para que fuésemos hasta la luz y los demás pudieran ver nuestros dibujos. ¡¡Se veía muy diferente¡¡. Me gustó mucho este taller porque fabriqué por primera vez mi propia diapositiva y pude contemplar los colores con una luz diferente.



Malena Álvarez Barreiro 4º B

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DÍA DE LA PAZ

El viernes 30 de enero celebramos el día de la Paz.

En el primer ciclo para celebrarlo hicimos muchas actividades, empezamos el jueves, en la Biblioteca del colegio, un niño de 3º nos leyó un cuento que nos gustó mucho, se llama Negros y blancos y después hicimos varias actividades, por ejemplo una cadena de elefantes como los del cuento, pero que se llevaban todos bien, y que pintamos de diferentes colores, además la cadena tiene banderas de varios países y nuestras palabras por la Paz, como somos muchos nos salió una cadena muy larga y la colocamos en la pared del hall del primer ciclo.

También hicimos un móvil con palomas de la Paz y aprendimos dos canciones por la Paz, una se llama “Los peques del cole” y la otra “Todos diferentes”.

Otra cosa que hicimos fue dibujar nuestras manos y recortarlas, las pegamos en la puerta de la clase formando la palabra PAZ, y no la vamos a quitar en bastante tiempo, porque los de 1ºA queremos recordar a todos que el día de la PAZ no es sólo un día, es todos los días del año y que todos podemos hacer la PAZ, ayudándonos, conociéndonos, no escupiendo a los demás ni empujando y que traeremos la Paz, si nos abrazamos, nos queremos, escuchamos a todos… pero despertaremos la guerra si hacemos lo contrario a todo eso.

Bueno, pues acabamos la celebración del día de la Paz reuniéndonos todos los de 1º y 2º, en el hall, nos cogimos de la mano y cantamos las dos canciones y al final nos abrazamos y lo pasamos muy bien.
En el tercer ciclo optamos por celebrar este día en nuestras aulas, y dedicarlo a la reflexión sobre el tema. Como introducción realizamos una lectura colectiva de un relato de Jorge Luis Borges, completado con un poema de Mª Rosa Serdio escrito para la ocasión. En ambos textos se aborda el tema de la Paz y la No violencia partiendo de ideas muy lejanas, en un caso a través de unos personajes de leyenda, y en el segundo de un hada con unas ideas muy imaginativas para mejorar la convivencia. Tras la lectura hubo una interesante puesta en común en cada aula sobre qué celebramos en el Día Escolar de la Paz y la No Violencia.


A continuación os invitamos a conocer el poema "Cocina con Esperanza"


COCINA CON ESPERANZA


Yo soy la maga Esperanzaque,

con gracia y buen humor,

quisiera hablaros de amor.

No temáis. Tened confianza.


Preparad buenos deseos,

una olla y, en minutos,

podremos poner a punto

un lujo de mundo nuevo.


¿Estáis listos? ¡Qué emoción!

Atentos.

Concentración porque hemos de acertar.

¡Ya podemos comenzar!


Cocineros... ¡Atención!

Alegría y decisión.


Besos, cariño y ayuda,

pétalos de la ilusión,

abrazos, mimos, canción,

algunas risas, dulzura...


Silencio, tiempo y calor.

¿Escucháis cómo hierve?

Huele divino, ¿verdad?

¿Será porque sabrá a paz?

¡A probarlo! ¡Os conviene!


Mª Rosa SERDIO

Día de la Paz 2009

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