Después de muchos preparativos y de muchos nervios (más de las familias que de los propios niños) llegó el “día señalado” y... allí estábamos, impacientes por marchar, cuarenta y ocho niños y niñas y tres profes.
El viaje fue un poco largo pero hacia las doce menos cuarto ya nos encontrábamos en la Granja-escuela “Ría Eo”, lugar donde empezó nuestra aventura, porque desde que llegamos todo fue actividad: información sobre normas, reparto de habitaciones, elaboración de pan y queso, paseo al bosque Cotapos, atención a los animales y al huerto, montar a caballo, reciclado de papel, realización de trabajos plásticos y... ¡discoteca!.
Así dos días y medio, sin embargo cuando llegaba la hora de dormir todavía nos quedaba energía para seguir hablando y riendo.
En resumen podemos decir que: - la convivencia guay (aunque con algún que otro pequeño roce) - los monitores cariñosos y divertidos - la comida bueeeno y ... - la diversión ¡A TOPE!